La edición número cinco del Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA), un galardón que años atrás quedó en poder de autores como Javier Castellanos y Josías López Gómez, tiene como ganador en esta edición al oriundo de Acatepec.
Ciudad de México, 30 de diciembre (SinEmbargo).- El poeta Hubert Martínez Calleja cautivó al jurado del Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA) con un poemario escrito en idioma tlapaneco que presentó con el título de Las sombreras de Tsísidiin.
El director general del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), Juan Gregorio Regino, mencionó que con el presente premio se puede trabajar de manera coordinada en favor de los pueblos y comunidades originales. Hubert Martínez recibió un cheque por $300,000 pesos, un reconocimiento, así como una pequeña estatuilla.
Ya había triunfado en Tijuana, cuando leyó sus versos en el cruce fronterizo, en el marco del Festival de Literatura en el Norte (FeLiNo) y el jurado evaluó los “recursos estilísticos” para tratar de manera metafórica el delicado panorama actual tanto en relación a las mujeres como a las “luchas sociales indígenas” que tienen lugar en el sur del territorio mexicano. Para ellos, se trata de un trabajo con una calidad “literaria” y “estética” notable.
“La literatura está hablando de temas que afectan directamente a los pueblos, como son la violencia, la violencia es un tema donde los pueblos son los que han puesto los cuerpos, los que más han sufrido las consecuencias. Son zonas más vulnerables. En ese sentido, la poesía está ahí”, dice Hubert Martínez Calleja.
“Hay una exclusión total de las culturas indígenas en el país y claro que podríamos hablar también de falta de oportunidades, la falta de educación, de salud, no hay escuelas, se nos hace muy difícil salir adelante”, agrega.
Hay 68 lenguas indígenas sin contar las variantes, los dialectos y no hay un solo programa educativo que las incluya, que las integre.
“Hay 69 maneras –cuento el español- de nombrar al mundo en nuestro país, una diversidad muy amplia”, dice el poeta premiado, quien no duda en calificar a los Gobiernos latinoamericanos y más el suyo, el mexicano, como propiciadores de una política de “exterminio” hacia las culturas indígenas.
“Les quitan la tierra, les quitan la lengua, los desplazan del lugar donde viven. Más bien no hay una política para respetar a los pueblos indígenas, se sigue viendo a los pueblos como habitados por niños. No existe en los planes de estudio un pensamiento indígena, que pueda referir a una ética, a una filosofía. No hay universidades, no hay tribunales para los juicios”, dice.
“Hay apoyos mediáticos, apoyos de todo tipo, pero no son apoyos fundamentales. ¿Por qué no se instituye la enseñanza de lenguas indígenas en una universidad como la UNAM? Hay folclorismo, asistencialismo”, afirma.
Los huracanes y nos los terremotos han sido los que más dolor han causado en la zona de donde es Hubert Martínez Calleja y en ese sentido “valoro muchísimo la capacidad que tienen los pueblos indígenas para enfrentar los desastres naturales y desvaloro la rapiña de los políticos para rapiñar y quedarse con la ayuda del Gobierno”.
Las sombreras de Tsísidiin está escrito en meꞌphaa (una lengua otomangueana, también llamada idioma tlapaneco), que se habla en el Estado de Guerrero, con 120 mil hablantes. “En la palabra no deben existir fronteras y en nuestro caso a todos nos ponen como escritores en lenguas indígenas, que es otra frontera, sin respetar las diferencias sustanciales. Somos culturas náhuatl, zapoteca, meꞌphaa”, dice Hubert.
Empezó a contar historias de parte de la memoria oral, es la manera que un conocimiento se transmite a las nuevas generaciones y de ahí surgió el interés por escribir poesía.
El libro premiado cuenta la historia de la trata de niñas en Guerrero, un tema tremendo y que ha sensibilizado a Martínez Calleja.
“Las niñas son engañadas y luego secuestradas para ser llevadas a un trabajo esclavo. Son violadas y prostituidas por una red criminal que existe en todo el país. Como todo pueblo quiere a través de la palabra manifestar aquello que le preocupa. Como cualquier poeta escribo a partir de mi pueblo, de mi comunidad”, concluye.